Instituto Evaluación Colaborativa Isidro Sanz
Carta a Isidro
Recordar a Isidro Sanz (1968-2017) es traer nuevamente al aquí y ahora todo lo maravilloso de su persona, lo que era, es y será para mí: un ser humano extraordinario, cercano y sensible, creativo y con muy buen sentido del humor, un muy buen amigo, un excelente maestro, un supervisor excelente, cercano y empático, un investigador riguroso, un muy generoso colega, un sensible psicólogo clínico, preocupado por sus pacientes, y un muy buen marido y padre.
Para muchos de los que disfrutamos de esta área de la evaluación psicológica y el psicodiagnóstico, Isidro nos mostró un camino de aprendizajes y experiencias muy valiosas, que acompañó el desarrollo de cada uno. Por eso, poder compartir sus enseñanzas y desarrollos es un muy interesante desafío que permite mantener cercano el recuerdo de este amigo, colega, maestro y supervisor, y acompañar el convencimiento de que también para otros conocerlo pueda ser una forma de recorrer un camino nuevo, lleno de aprendizajes y experiencias positivas.
Ernesto Pais
Cada día, cuando pienso en Isidro, además de atesorar cada vivencia compartida, lo recuerdo como un hombre excepcional, un esposo increíble y un padre que sigue presente a pesar de su ausencia física. Pienso en cómo supo trascender en todas las áreas de su vida.
La trascendencia se refiere a ir más allá de algún límite o superar las restricciones de un determinado ámbito. Por eso creo que una forma de superar el límite que impone la muerte es seguir viviendo a través del recuerdo, en la mente o en las emociones de otros.
Quien elige una carrera como la de Lic. en Psicología es movilizado en algún punto por las ganas de ayudar a alguien que llega para recibir ayuda. Quien elige la docencia lo hace para enseñar y seguir aprendiendo. Isidro, tomó ambos caminos desde lo profesional. En ambos, me atrevo a pensar que trascendió su existencia, ya que tanto expacientes como alumnos con los que me encontré en este tiempo me hicieron saber que el acompañamiento o conocimiento transformaron de alguna manera una partecita de varias vidas.
Por eso, quiero agradecerle a cada uno de los que sigan manteniendo vivo de alguna manera a Isidro a través de sus enseñanzas.
Él siempre quiso dejar lo útil, lo práctico, lo verdadero, lo disfrutable. Hasta en sus últimos momentos quiso que los que compartimos algo con él nos quedemos con lo mejor.
Abrazo a todos.